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"Quizá por eso, a mí lo que más me interesa de los orígenes del euskera no sea la parte teórica a debate, sino algunas particularidades de la propia lengua, por ejemplo, el vínculo que las palabras más antiguas guardan con la naturaleza. Es el caso de las palabras lur, "tierra", y elur, "nieve", que si son tan parecidas es porque en otro tiempo antiquísimo, según los lingüistas, fueron la misma palabra para designar la misma cosa, memoria de una era en la que el clima era tan frío que la nieve lo cubría todo."
De La vida anterior de los delfines (Seix Barral, 2022), novela de Kirmen Uribe, p. 198.
En cántabro tenemos las formas orientales lurria, "suciedad", y lurriosu, "sucio",...
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Nesta casa falla de Carreju / Carrejo dicin que vivía una bruja. Está junta la carretera....
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Esto es una ilda en el sur de Cantabria o un bujar en La Montaña,...
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A esto se le llama cirria.
El masculino cirriu se utiliza para los carámbanos de hielo,...
más...No sé si con sus tonterías pretenden equilibrar no sé qué balanza, que si está desequilibrada seguro que no es por ellos, ni tampoco dependerá de ellos que se equilibre,... más...
Además, hacía malísimo.
Estaba en un pastizal de altura abandonado cuando me encuentro a dos adolescentes en sudadera, con palu y uno de ellos ocupando la otra mano con una lata de refresco de la que bebía a sorbos mientras respondían a mis preguntas: que si sabían el porqué se llamaba aquel lugar como se llamaba, que si las vacas que asomaban como aparecidos eran suyas, y ellos a todo que no: y qué hacéis aquí, finalmente yo, la intriga afilándome la vista que los años me han ido cansando, tratando de enfocar a aquellos dos chicos allí, la nada a ratos cubierta por la niebla, nada sobre nada, a lo que respondieron que iban a la nieve, sencillamente,... más...
Por entonces vivía en Lisboa así que pedí a mi madre que le llevara el libro para que me lo dedicara.
Apareció con una bombona de oxígeno y no pudo estarse mucho. Su anfitrión era un médico que resultó ser padre de un amigo del instituto, pero eso lo supe pasados unos años, comentándole esto mismo a ese amigo, esta vez en Madrid, donde vivíamos ambos, comiendo ensalada. Era verano, también cuando vino José Hierro a Santander, no estoy seguro a dónde, si a la UIMP o a la Facultad de Medicina.
Se acercó mi madre al terminar la conferencia y le pidió que le dedicara el libro al hijo ausente. Se trataba de Cuaderno de Nueva York en su primera edición.
Le hizo un dibujo.
Es ella.
Todavía se sorprende de cómo se me parece el dibujo, que cómo pudo.
Estuvimos recientemente en un puertu con abundante presencia de lobos.
Preocupados, preguntamos.
Todos los paisanos nos dijeron que no tuviéramos miedo, que no pasaba nada, que el lobo en cuanto te ve sale corriendo, que no hay ningún peligro.
Que con el ganado suelto sí que había que estar prevenido, que el lobo ahí sí que podía hacer daño, pero que con dedicación y no despistarse bastaba.
Estamos hablando de vaqueros, de gente bien plantada, no de cazadores ni de lechuginos.
Pasa por ejemplo con La Señoruca en Abiada, que no es el nombre de la montaña sino el de una peña, solamente, pero que los de fuera aplicamos a toda la montaña porque necesitamos nombrarla, darle cuerpo, no ellos, que ven un lugar allá donde posan la vista, cada uno distinto y con su nombre.
Sin embargo tampoco es raro que se identifiquen unidades territoriales inmensas que a los que somos de fuera nos cuesta incluso concebir. Pasa por ejemplo con La Montaña y nos pasó este fin de semana con un paisano de Abiada,... más...
"El sen quiciás únicu p´allegar a un turismu de más calidá, y nu estoy parlando de altu livel alquisitivu sino de turismu respetuosu e interesáu pol distinu al que viaja y por caltené-la intidá del lugar, es dar al reportoriu y apurrir una güena oferta cultural".
Miquel Molina, autor de Proyecto Barcelona: Idas para impedir la decadencia (La Vanguardia Ediciones, 2021), aquí.