Leo a un colectivo internacionalista de Cantabria "llamar a participar" en las Marchas de la Dignidad 2015 "para significar que los problemas del Estado son los mismos en todos los territorios".
No le daría más importancia si no se tratara de una falacia que en los últimos tiempos viene repitiendo no sólo el nacionalismo español, sino también determinadas corrientes de la izquierda, quizá para legitimar que su organización y praxis asuma los marcos de lo que queda de Imperio. Es grave, porque supone un retroceso respecto al reconocimiento de la diversidad del Estado que hubo tras la muerte del Dictador, y que llevó al surgimiento de organizaciones territoriales independientes o federadas, no concebidas como una sucursal "regional" como son algunas ahora. Pero sobre todo, debe ser contrastado porque partiendo de premisas falsas es muy difícil llegar a conclusiones emancipadoras.